11 de septiembre de 2011

Denzel tiene que parar un tren. ¿Qué tren, qué tren...?

Con ver una película protagonizada por Denzel Washington, es posible zafarse de todas las demás porque, básicamente, todas resultan iguales. Y si tuviera que elegir una para que sea la metonimia del resto, sería Unstoppable (2010).

En serio, el tipo actúa de una manera que me hace creer que ser actor es lo mismo que cajero del peaje. Basta recibir la capacitación inicial para obtener el mismo resultado una y otra vez sin sobresaltos. Okay, no vi toda la filmografía de Denzel porque no le di un lugar en mi Olimpo, pero las pelis que vi me entregan el mismo personaje una y otra vez. Un hombre no lo suficientemente reconocido en lo que hace, siempre con el mismo tono e inflexiones en la voz, la misma cara de nada con levísimas contracciones musculares de ira, tristeza o sorpresa y una sonrisa de coté, medio burlona en el mismo tipo simplón. Ya sé, ganó dos Oscars, pero a mí el buen mozo actor no me termina de convencer. 

Con reservas, hacía rato que quería mirar Unstoppable. No soy fan ni por asomo de las películas de acción, de hecho, trato de evitarlas, pero el argumento me tentó. Hacía largo rato (es que tengo memoria corta) que un film no me tenía atrapada ni me obligaba a contener la respiración. Basada en un hecho real, trata de un convoy que por un error humano va por la vía principal de Pensilvania a más de 100km/h sin conductor. Para hacerla más heavy, ocho de los veintinueve vagones cargan una sustancia altamente inflamable y contaminante y uno sólo basta para volar un pueblo pequeño, como los que están en el camino del imparable tren. Para añadir dramatismo, hay una curva cerrada al lado de unos depósitos de combustible imposible de pasar si no es a 30km/h. Contrarreloj, Denzel y Chris Pine son la última esperanza de evitar la catástrofe. 

Un legítimo amante del género desearía más explosiones y víctimas, pero el relato se sostiene perfectamente en un clímax permanente sin acudir a efectos especiales excesivos. Hay un excelente trabajo de cámaras, con planos medios que se acortan de un salto violento, vistas desde los rieles, en verdad, una sabrosa composición cinematográfica de la tensión que sufre la compañía responsable de la formación imparable. 

Nuestro semi-veterano Denzel, voz de la experiencia y encarnación del heroísmo, representa su papel de "tipo que está de vuelta" junto a un novel Chris Pine, a quien inicialmente ve como un enemigo para luego transformarse en el leal sidekick en la aventura potencialmente mortal de detener el tren fuera de control. Entre ellos dos, se establece la archiconocida dinámica de sabio-aprendiz rebelde, sumado a Rosario Dawson en el papel de jefa que se mandó un moco se opone a las autoridades y, bueno, más de las fórmulas conocidas de Hollywood, aunque este largometraje está basado en hechos reales, como dije antes. Digamos que pasa en las películas, pasa en la vida, sin pasar por TNT porque la vi en la notebook. 

En síntesis, recomendable thriller de acción para todos los públicos. Actuaciones acordes a lo deseado aunque no extraordinarias, excelente cinematografía con mención de honor al trabajo de edición y una historia que te pone de la nuca desde el minuto cero. 

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Dicen que uno no se escapa ni de los cuernos ni de la muerte... resulta que de los comentarios nada relevantes, tampoco.